viernes, 23 de marzo de 2018

Tú - Parte 1

Miro al cielo y doy otro suspiro más.
Te pienso. Te pienso con tal intensidad que quisiera tener el poder de materializarte en este momento.

No puedo contener más lo que mi corazón en plena vibración está diciéndome.
Otro suspiro sale de mi.

Miro de frente, me coloco los auriculares y pongo play en el celular. La música empieza.
El "bum bum" del ritmo electrónico comienza a apoderarse del espacio y tiempo en ese instante.
Te pienso otra vez.

La canción dice: 
" Chega de saudade
Quero sentir seu perfume
Tô de malas prontas pra felicidade
Correndo pra te ver
Pra ficar com você"

Yo pienso: "va a ser de esa forma, si supieras sentir el portugués como yo lo hago, estaría segura que podrías sentir lo que yo siento cuando escucho esta canción."
Luego otro pensamiento se contrapone y me dice: "Sí lo siente, aún cuando no lo sepa".

Y así seguimos:
"O seu colo, meu destino 
Seu olhar, meu paraíso 
Seu sorriso me enche de vida 
Vou te beijar"
No hay día en este periodo de tiempo en el que tu sonrisa no me ilumine el día. Si no la tengo entonces los segundos, minutos, horas son grises y turbios todos.
"Estaré pecando de atolondrada", pienso en secreto por algunos instantes.

"Nós dois uma constelação 
Um universo de paixão 
Cheguei pra te amar... 
 Pra te amar..."

Me das tantos indicios de que eres "The One", por fin mi "The One"; aún cuando me había resignado a contentarme conmigo misma.

Sigue la música.

De pronto me detengo en medio de la calle, necesito recuperar el aliento. Me apoyo en una pared y cierro los ojos.

Apareces.

Me miras directamente a los ojos y yo me pierdo en tu mirada. 
No hay nada más que hacer con mi corazón vibrante, y te beso. Lo hago porque se me da naturalmente besarte. Besarte con cariño, en un ritmo lento. Delicado y suave. Ese beso de amor, tal vez el que verdaderamente había esperado durante 29 años. Me siento adolescente. 
Y de pronto, como si nos transmutaramos, te vuelves mi antes y después.

Me das la mano, mientras yo me quedo mirándote fijamente. Es ahí donde empiezo a recorrer tu rostro con mis ojos, como acariciándote con la mirada. Pienso: "Eres un ser tan bello."

Miro otra vez tus labios y de pronto ahora tu te acercas a mi.
¡Dios! Esos labios, tu perfume. Y siento como me traes hacia ti con una fuerza delicada. Me abrazas y me dices: "Quiero que seas mi todo".

Ya me tienes.