martes, 9 de agosto de 2011

COMBRAY


"A veces, durante mi sueño, una mujer nacía - como Eva de una costilla de Adán - de una mala psotura de mi muslo. Me imaginaba que era ella - creada por el placer que estaba a punto de experimentar - quien me lo ofrecía. Mi cuerpo, que sentía en el suyo mi propio calor, quería unirse con él y me despertaba. Junto a aquella mujer de la que me había separado unos momentos antes, el resto de los seres humanos me parecían muy lejanos; sentía aún en la mejilla el calor de su beso y el cuerpo dolorido por el peso de su talle. Si - como a veces sucedía - tenía las facciones de una mujer que hubiera conocido en la vida, iba a entregarme por entero a ese fin: volver a verla, como quienes salen de viaje para contemplar con sus propios ojos una ciudad deseada y se imaginan que se puede gozar en una realidad el canto del sueño. Poco a poco su recuerdo se disipaba: había olvidado a la muchacha de mi sueño..."
 Marcel Proust. 
En busca del tiempo perdido. Por la parte de Swann.

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