domingo, 2 de diciembre de 2012

Apuntes sobre mi amor platónico


"Cuando renunciamos a nuestros sueños y econtramos la paz tenemos un pequeño periodo de tranquilidad. Pero los sueños muertos comienzan a pudrirse dentro de nosotros e infectan todo el ambiente en que vivimos. Empezamos a ser crueles con los que nos rodean y finalmente pasamos a dirigir esa crueldad contra nosotros mismos. Surgen las enfermedades y la psicosis." 
(El Peregrino - Paulo Coelho)
 
ÉL
Mi subjetividad hace que mi perspectiva creible de la realidad se obnubile por la presencia de un ser inestable, espontáneo y hasta contradictorio.
Frente a mi gran necesidad de ser apreciado y amado, observo con gran determinación su presencia en este mundo y la gran ironía que puede marcar su presencia en la reaparición casi impredecible en mi vida.
Con gran entusiasmo podría llegar a decir que el motivo por el cual me levanto cada día con actitud positiva se debe a ese ser.

Yo, siendo hombre de pocas palabras, no me atrevo a dirigirle la palabra. Es como si todos mis pensamientos se entrecruzaran entre sí y lo único que puedo esbozar es una sonrisa torcida, la cual hace que mis facciones de por sí asimétricas causen temor en las pocas miradas que atraigo.
Intento demostrar caballerosidad y atención portentuosa en las pocas ocasiones que me dirije la palabra, escondiendo mis grandes deseos por robarle un beso y declararle mi amor.

ELLA
En un sentido práctico, debo decir que amo mi vida en soledad. Eso de compartirla con otro ser se puede tornar desagradable. Más debo aclarar, que cuando empiezo a querer a alguien, lo hago en un estado natural y no en un entorno forzado. 
Reflexionando sobre aquella actitud casi desgastante que ÉL ha tenido en estos últimos días he caido en cuenta que tal vez se deba a que no ha configurado que mis gustos son otros y escapa a mi estela de posibilidades, corresponder a su propia atención y cariño.

Es curioso como se invita así mismo a asumir mis logros como si fuesen los suyos, aquello me causa una sonrisa maliciosa y la esbozo pensando en: "lo tengo en mis manos... puedo hacer lo que quiera con él".
Aquella sensación de regocijo se desvanece cuando pienso en toda la maldad e hipocresía que existe en el mundo pues en un sentido humanitario, ÉL me da lástima.