domingo, 23 de mayo de 2010

Crónica de mis días antagónicos


Quise demostrar que mis planes no podían ser destrozados. Que mis días, a pesar de todos los malestares que me aquejan sólo podían (o tal vez pueden) controlarse con la mente. Obtuve cierta resistencia e inmunidad hasta que mis entrañas explotaron una por una y lo único que me mantuvo viva para seguir este camino burgués es la voluntad de conocerte más y tener más por compartir.

Uno de los soportes de mi T.R.I.P.O.D.E. me dijo una vez: "para qué perder el tiempo en molestarse...disponemos de poquísimo (tiempo) para poder compartirlo. SuEMi no podemos amargarnos la vida". Palabras tan simples y que me han ayudado en estos últimos días.

La fiebre me aquejaba, pero no me daba por vencida. Nada me vencería en ese fin de semana. Me había propuesto resistir. Y pude ver esa noche, pude sentir el nutriente de vida corriendo por mis venas, celebrando, festejando nuestra oscuridad desierta. Y bailé y bailé al compás de muchos sonidos. Saqué de mi esa opresión y me rebelé contra el mundo obtuso. Di vuelta tras vuelta y encontré, te encontré mirándome... un ligero nerviosismo se apoderó de mis piernas y me hizo tambalear.

Dudé por un instante seguir mirándote a los ojos, pero me tomaste de la mano y me guiaste. Yo no quería ir hacia la luz y estuvimos de acuerdo en no ir hacia ella. Creo que entendiste casi telepáticamente que esta vez no era necesario el lenguaje humano para comunicarse. Y llegó el momento de flotar, de elevarse y soñar.

El baño lunar que nos dimos, me permitió entender que esto no era un simple juego al azar. Mi compromiso, tú compromiso, nuestro compromiso se ve reflejado en algo concreto y material. Algo que mi bendita y diosa luna bendijo con su oscuridad. Algo que porto día tras día y que no me deja separarme de él ni un sólo instante.


Me he dado cuenta que puedo depositar expectativas en alguien sin llegar a decepcionarme. Y no es necesario que me comporte de manera voluble, porque puedo dominar a mis polares sin necesidad de medicación. Espero seguir ese rumbo.

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