El tiempo que empleo para reflexionar acerca de mis actos no me estimula a mejorarlos.
Hoy se cumple un mes de desempleo con mucho desenfreno, R&R. Sin embargo, las cosas no están saliendo según se plantearon. En realidad creo que siempre las circunstancias cambian a propósito para desvirtuarte de tus objetivos. Es como conocer a alguien que crees que te sólo te hará compañía, pero de pronto empieza a obsesionarte la idea de que no solo quieres que te haga compañía sino que también se encuentre a tu lado y luego cual ambición monetaria, solo quieres que te tenga a ti como estímulo de vida. Algo demasiado intenso como para que esta mortal se resista a no vivir en los extremos.
Solo imagino que el mundo podría ser un lugar mejor si todos empezaramos por hacer de cada acción una simple práctica, pero ya vez que no somos la gente práctica que este mundo necesita.
Ayer un joven subió al bus con una guitarra parchada. Lástima que terminó postrando su derrier en pasamanos de mi asiento. De cualquier modo, me incomodó muchísimo y en venganza, me puse los audífonos y puse la música a todo volumen. Dudo mucho que eso allá causado estragos en él, pues debe de estar acostumbrado a estos malos tratos, pero yo empecé a pensar empáticamente y no me gustó nada de lo que hice y es por ello que di gracias a Dios de poder contar y tener lo que tal vez él no tiene.
El desorden, es básicamente la columna vertebral de mi vida; ¿para todo debe de haber un orden?...muchos nos hacemos esa pregunta y una vez escuché decir que dentro del desorden de alguien se encuentra el orden de otros (nunca entendí que significa). Pero si sé que no puedo vivir tan desordenadamente.
Lo noté cuando fui a pasar unos días en casa de unos familiares, lejos ... muy lejos de la ciudad.
A veces existen cosas que tenemos que aprender a valorarlas desde lejos porque de cerca se ven tan solitarias que no conforman parte del eslabón o cadena trazada.
Felizmente yo ordené mi escritorio y por lo menos ahora puedo quedarme dormida encima de él. Eso es algo bueno, no?
2 comentarios:
zzzzZZZZZzzzzzz
Pienso que el desorden no es tan malo siempre y cuando no te ahogue, en cuanto a los desordenes de la vida (dudas, inseguridades, temores y otras cosas), aunque suene fácil decirlo creo que la solución es enfrentar todas esas cosas que se convierten en un peso.
Muchas veces estamos condicionados por preceptos que lo único que logran es limitar nuestra visión de las cosas y terminamos juzgando a travez de este vidrio empañado.
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