Mi viaje de introspección y búsqueda de cimientos para mi propia libertad se inició cuando decidí no confiar en el mundo. Una forma de protección es mi tan acorazado "caparazón" al que menciono constantemente a la gente de mis alrededores para justificar mis acciones, en determinadas situaciones.
En esa llamada "búsqueda de introspección" me fui a recorrer viejos parajes. Antiguos destinos, por los que debía recoger pasos, resarcir viejos paradigmas y dilemas, comprobar mis teorías e hipótesis y sobretodo, curarme de mis propias e imprudentes heridas infligidas tras una batalla sin sentido.
Viajando en autobús, puedes ver como cambian los lugares. Pasan de una realidad a otra. Y eso porque el Perú es Mega-diverso en todo sentido. Puede que nos formulemos si eso es un problema o es una bendición. Habrá quienes justifiquen que gracias a esas "diferencias" el Perú es como es, un país del CASI, con una personalidad voluble e irregular, entonces yo me pregunto: "¿será que yo también me parezco al Perú?", todos tenemos algo de lo que he mencionado anteriormente. Algunos otros utilizan esta "mega-diversidad" como instrumento de desarrollo y colocan a nuestra gastronomía en el excelso lugar de "la mejor en todo el mundo". Sin embargo, no estoy aquí para estar a favor o en contra, sino para comparar mi personalidad con esta mega-diversidad.
Desde pequeña, siendo internada en hospitales, soportando el dolor de las agujas y las nebulizaciones de madrugada. Lidiando con mis propios miedos de niña en cuarentena, por enfermedad contagiosa, sacando de quicio a las enfermeras.
Fui creciendo con un egocentrismo atroz, a veces, cuando escucho las grabaciones de pequeña, me digo a mi misma: "eras una chinche".
Poco a poco y con duros tropezones, me fui dando cuenta que no soy el centro del universo, no todas las personas reciben esa misma reciprocidad en algo que no sólo consideran obvio, sino que cada quién es un personaje diferente y cada uno se conduce por la "carretera de la vida" tal y cómo quiere llevarla.
Aun, no estoy curada del todo. Me llamaron "pasionaria" y yo no sé en realidad qué es lo que esta palabra involucra, sólo sé, que me ando enamorando de las personas que me rodean.
Mis amigas me dicen: "tienes un harem", dicen también que me he convertido en una especie de atracción para las cosas "weird"... Me causa gracia todo ello, pues en cierta forma, no es que yo haya caído en la promiscuidad, sino que ahora, como buena filósofa me asombro con todo lo nuevo, innovador, creativo y loco que puede llegar a enseñarme o mostrarme.
No me involucro sentimentalmente con alguien que no me interesa, eso es por regla general, me pregunto ¿para qué utilizar mis neuronas y agotar mis pensamientos en alguien que no valora mi forma de actuar?, y a esta pregunta, se me viene a la cabeza "¿por qué siempre piensas de forma extremista?".
Hahaha! ahora me río de todo lo escribo, pues esto es tan infantil como seguir haciendo la ley del hielo a alguien que no necesita tu atención.
Preguntar: "¿Y cómo estás?", después de haberle infringido tanto daño, no les parecería una "conchudez" total; es como si te hubiese apuñalado, me hubiese ido y luego de unas semanas, regreso y te digo "¿cómo estas?" hahaha!
Puede que peque de sarcástica, puede que sea dependiente, puede que sea aun egocéntrica, puede que me deje llevar por mis extremos... pero ¿saben? no quiero que me lleven los días sin haber sentido que estoy cambiando mi rumbo, deshaciendo los nudos que me atan, queriendo despertar de aquella pesadilla a la que TU me indujiste.